viernes, 22 de marzo de 2013

Mi confrontación con la docencia


A continuación describo lo importante ha sido para mí trabajar como docente, así como el cambio y adaptación que ha tenido mi profesión y mi vida en general. Compartiendo además  las opiniones de mis compañeros del grupo de la especialidad en Competencias docentes, así como la Ponencia de José Esteve (2003) de “La aventura de ser maestro”, donde nos identificamos con muchos de los puntos que el expone en su trabajo.
Mi historia como maestro, es como la de muchos otros, estoy aquí por pura casualidad, o como menciona José Esteve que se aprende a ser profesor “por ensayo o por error” (pág. 1).
Estudie la licenciatura en Contaduría Pública en la UNAM hace 16 años; antes de salir de la universidad trabajé en el sector privado y alguna vez pensé dar clases pero siempre pensé hacerlo a cierta edad y cuando ya estuvieran grandes mis hijos.

 Mi trabajo en las empresas era abrumador, tenía hora de entrada al trabajo pero no hora de salida, mis actividades como contadora era múltiples: auditorías, cierres de mes, estados financieros, pago de impuestos, juntas, etc.
Tengo dos hijos, razón por la cual deje de trabajar, al principio me costaba  acostumbrarme a mi  nuevo ritmo de vida y al desempeño de la carrera más importante de todas: ser mamá.
Hace 6 años tuve la oportunidad de dar clases en el Cobaem de Tultitlán, el director  de ese plante me contrato, al ver mi curriculum lo único que me objeto fue mi falta de experiencia en la docencia, me asignó  5 horas a la semana, en las que impartí la materia de capacitación para el trabajo: Contabilidad III por módulos;  decía que era fácil pues los muchachos llevaban un manual que sería como un libro, que había muchas actividades y que no tendría ningún problema.
Lo único que le preocupó a mí jefe en aquel momento, era que el grupo estaba formado por la primera generación, yo no tenía idea cómo se había conformado dicho grupo, eran estudiantes que había dejado la escuela por distintas razones: tenía muchas materias reprobadas, los había dado de baja por conducta, por agresión, algunos ya tenían tiempo de no estudiar o eran mayores de 18 años.
Todo un reto, pero en ese tiempo, yo me sentía la mujer maravilla,  con tanta experiencia en el campo laboral y pensando que era muy fácil, acepté el trabajo.
Al entrar la primera vez al grupo, me presente, ellos también lo hicieron, pero desde que llegue sentí que me estaban aprobando o reprobando. Ellos tenía fama de boicotear la clase de los profesores que no les caían bien; a mí antecesor le había pintado el saco, en otra ocasión le había pegado un chicle en su silla, a otra profesora la   hicieron salir del salón llorando porque no le hacía caso. En ese momento entendí que aunque yo tenía mucha experiencia profesional, necesitaba adquirir metodología para realizar mi trabajo como docente, como menciona Esteve “nadie nos enseña a ser profesores” (pág. 1).
La verdad empecé a sentir miedo, al  principio no dormía pensando cómo le haría para que mis estudiantes aprendieran, pensaba qué técnicas utilizaría, ya que ellos no llevaban los materiales requeridos, ni el manual de contabilidad y yo les proporcionaba las copias, les facilitaba el trabajo.
Era tal mi desesperación, que en la segunda semana de clases ya pensaba renunciar. Yo me decía: ¿qué hago aquí? y por otro lado: “pude manejar una empresa con más de 100 empleados, que no pueda manejar a 40 muchachos”. En ese tiempo estaba indecisa.
Una compañera, ahora mi amiga  a quien agradezco mucho, me dio ánimos, porque me hablo de la importancia de no dejar a los muchachos sin maestro, además de la confianza que había depositado en  el Director del plantel, la escuela crecería y por lo tanto, nosotros también en horas de clase, me convenció y decidí quedarme.
Después entraron otros dos grupos, los nuevos estudiantes habían escogido al plantel por medio del examen de Comipems  y traían una dinámica muy diferente comparada con los chicos de la primera generación, trabajaban muy bien, realizaban las tareas y esa actitud me fue llenando de entusiasmo.
Supe en ese momento, que todos los jóvenes son diferentes en su forma de  ser y de aprender, mi primer grupo fue un gran reto, pero a la vez también  aprendí mucho, porque siendo la primera vez que daba clases, tuve que esforzarme más, me exigían, yo buscaba alternativas, dinámicas acorde con su capacidad y superé todos mis obstáculos. También aquí hago alusión al escrito de Esteve “es una profesión que se adquiere a través de la experiencia y dedicación” (pág.2)
Ahora, tengo más seguridad y pienso que ser profesor ha sido más difícil de lo que yo pensaba, todos los días tenemos que planear de forma adecuada  nuestras clases para que el aprendizaje sea significativo para el alumno, prestarles la atención debida,  escucharlos, retroalimentarlos, trabajar de forma colaborativa, lo importante es   la motivación a los alumnos.
Pensaba que imponer el orden era sacar del aula a aquellos estudiantes que propiciaran el desorden, porque así lo había aprendido hasta entonces, pero no, tenía que ocuparme precisamente de los alumnos que por su actitud no querían estar en mi clase. Tendría que haber buscado otras formas de comunicación y motivación para que las clases les resultaran atractivas.
Sé que la actitud de los chicos de la primera generación era de rebeldía hacia todo, no teníamos un  plantel, estábamos en instalaciones provisionales, no había un espacio para ellos,  ni computadoras,  todo era provisional.
Puedo decir con mucho orgullo, que mi carrera como Licenciada en Contaduría y la docencia no están separadas, estoy convencida que ser docente  es parte del proceso de formación profesional, el compartir nuestros conocimientos, las experiencias con los demás y en este caso con los muchachos del nivel medio superior, para mí es un satisfacción plena. Ahora sé que también es un compromiso social.
Me siento parte de un equipo de trabajo, que busca esforzarse, que es responsable en todos los sentidos y sé lo que busco, el mejoramiento continuo, buscando obtener  las herramientas pedagógicas necesarias para no ser sólo una profesora más, sino  una ser facilitadora y una guía para mis estudiantes.
Me gusta plenamente mi labor como docente, porque me permite administrar mis tiempos: estar más con mi familia, también puedo realizar otras actividades como es el caso de esta especialidad, me siento  reconocida e independiente económicamente.

Otros motivos muy importantes, son los logros de mis alumnos, sé que he contribuido un poco en ellos, algunos han terminado satisfactoriamente el nivel medio superior a pesar de todas sus carencias, su entorno y necesidades, hasta aquéllos que lograron realizar su sueño de quedarse en alguna de sus opciones en alguna universidad, por ejemplo tenemos alumnos que están en la UNAM y en el IPN, así como de trabajar en empresas  en áreas administrativas, tener una visión más amplia como instalar un negocio o microempresa.
 También reconozco  que tuve algunos tropiezos, sobre todo con el primer grupo al que le impartí clases, los chicos traían problemas de familiares, de drogadicción, llegaban al salón de clase  a transmitir sus frustraciones, su manera de hablar y contestar tanto a sus compañeros como a mí no era la adecuada y cómo yo no tenía la preparación para solucionar conflictos, trataba de poner orden sacándolos de clase o reportándolos, esto no hacía que cambiaran su actitud sino por el contrario.
Este tropiezo me hizo buscar alternativas de comunicación efectiva, tolerancia y diálogo,  poco a poco fui logrando ganarme su atención y sobre todo respeto.
Lo que me entristece es que algunos alumnos, todavía a este nivel quieren que les regalemos calificación, llegan a pensar que los vamos a pasar porque tienen problemas, porque no tienen dinero, porque son de sexto semestre, porque no dan lata, porque estuvieron enfermos, etc. No existe para algunos de ellos un verdadero compromiso con su educación.
Ahora sé que soy docente porque me gusta, me llena de satisfacción lo que hago, pero necesito desarrollar mis competencias para trabajar  de la mejor forma con mis estudiantes, estoy comprometida a seguir preparándome con entusiasmo y dedicación. Por lo anterior comparto el pensamiento que dice Esteve “he hecho lo que quería hacer y estoy donde quería estar” (pág. 6).

 

 

Fuente documental:

Esteve Z., José Manuel, “La aventura de ser maestro”, Ponencia presentada en las XXXI  Jornadas de Centros Educativos, Universidad de Navarra, España, 4 de febrero de 2003.

 

Los saberes de mis estudiantes en el uso de las TIC y de internet


Realice esta actividad  con un grupo de alumnos de sexto semestre, los cuales expresaron mucho interés en realizar propuestas para el mejoramiento del aprendizaje de la materia de Contabilidad.
Los estudiantes dedican mucho tiempo a estar frente a la computadora, son pocos los que tiene otras actividades recreativas y escasamente invierten tiempo en la tarea.
De acuerdo con lo que contestaron, tienen muchos intereses informáticos pero los principales son:
-Descargar  música.
-Bajar videos con el programa Ares
-Descargar imágenes de Google y Yahoo. 
-Descargas de software: Android para aplicaciones como: videos, música 
 
-Editar fotos y videos 
 
-Tareas en las páginas: Wikipedia, Rincón del Vago, Buenas Tareas
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-Redes sociales: Facebook, Skype, twitter, correo electrónico.
 
-Crear imágenes personalizadas.
 
-Crear música.
 
-Elaborar videos
-Crear eventos, reuniones  e intercambios.
-Compra y venta en Mercado libre y Segunda mano.
-Juegos de Playstore y Facebook
-Entre otros.
 
Al hablarles de la estrategia que usaríamos para favorecer el aprendizaje dentro del aula. Los alumnos propusieron  que algunos profesores se integren al foro de grupo sobre todo las materias de Cálculo y Economía, ya que son las materias que les cuestan más trabajo.
Ellos sugirieron un foro de grupo o bien crear una página en Facebook para que expresen sus inquietudes en la materia, sus comentarios, se puedan insertar trabajos en Word o Excel, así como que les pueda retroalimentarles su trabajo por este medio y subir las prácticas con fechas de entrega. También les gustaría mucho que resaltara aquellos trabajos que así lo merecieran para ser reconocidos por todos los miembros del grupo.
Dicha propuesta me gusto, ya que las prácticas integran varias hojas, me ayudaría mucho porque me evitaría cargar tantos papeles, así como revisarlas con calma en mis horas libres o bien en mi casa, los estudiantes ahorraría en impresiones, así como tendrían que aprender a llevar a cabo dichas prácticas en los sistemas informáticos que se propongan.
Finalmente, los estudiantes quedaron establecer entre ellos un horario en el mismo foro para conectarse e interactuar para ayudarse en las tareas. También yo estaré al pendiente de moderarlos y aclarar sus dudas e inquietudes.
Considero que nuestros estudiantes tienen muchas habilidades y capacidades, sólo que hay que saber encausarlas a actividades positivas, siendo mediadores de dichos conocimientos,  también desean ser escuchados y les gusta que se les reconozcan sus logros, las tecnologías de información son una buena herramienta para hacerlo.